Felipe

Felipe sufrió situaciones duras cuando era más pequeño y tuvo una crianza que no fue adecuada para ayudarlo a superarlas. Cuando empezamos a trabajar con él en un centro de Asistencia social, notábamos su problemática emocional fuerte y una rebeldía expresa, al no seguir casi ninguna instrucción. Como es un niño muy inquieto, no paraba de caminar y de jugar, hablando todo el tiempo y peleando con sus compañeros.

 

Al llegar al Centro Árbol de Justicia, hubo muchísimos problemas los primeros días, principalmente por riñas con sus compañeros y también por no estar acostumbrado a seguir instrucciones y mantenerse tranquilo para trabajar. A pesar de esto vimos un gran potencial, es un niño que le gusta aprender y con disposición para cambiar.

 

Hoy Felipe tiene solo un mes viniendo al nuestro centro y hemos visto mejorías considerables en manera de relacionarse, la ira que tenía a flor de piel, ahora está siendo dirigida de maneras más adecuadas, por lo que ya puede convivir mucho más. Está aprendiendo cada vez más a seguir instrucciones y quedarse tranquilo trabajando. 

 

No queda nada del niño rebelde e hiperactivo, casi indomable que conocimos meses atrás. ¡Al hablar con él muestra la motivación que tiene por estudiar, cambiar y ser una gran persona!